“Era un día normal, un día de confrontaciones, uno de los tantos que ahora hay en Managua. Eran tal vez las diez de la mañana. De repente me quedé pensativo. Mis compañeros me preguntaban qué me pasaba. Cuando regresamos al Distrito Policial me quité el uniforme, puse mi ropa de civil y entregué mis cosas”.
“Pedro” es uno de los cientos de policías que han desertado en Nicaragua desde que empezó la crisis en abril. Hasta el 30 de julio, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha registrado 317 personas asesinadas, de los cuales 21 eran policías. Una organización local de derechos humanos estima que han muerto otros 30 paramilitares y personas simpatizantes del Gobierno.
El Confidencial — 27 agosto 2018
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